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miércoles, 13 de enero de 2010

El silencio de laura



Hacia una crítica de la razón mítica... Franz Hinkelammert
La vida en otra parte... Alex Jiménez

La democracia no sirve cuando no existe un quehacer político real. Voy a permitirme la siguiente generalización: La política como oficio ha perdido sentido y sus oficiantes de turno y en busca de la perpetuidad son entonces meros mercachifles y sub-secretarios de las burocracias privadas locales y transnacionales. Luego de los escándalos ventilados entre grandes figuras de la política nacional, el gobierno de oscar arias ha servido para que quienes usan la política como facilitadora de sus negocios personales se reacomoden y estabilicen nuevamente tras la cortina de humo en que se ha convertido la legalidad.

En la modernidad –parafraseando a Hinkelammert- la autoridad se legitima en las leyes, y no en las consecuencias de sus acciones, cuando lo sensato es que las leyes no deberían tener valor en sí mismas y si son necesarias, lo son en cuanto sirvan como soporte de la vida humana. El sujeto humano debe reivindicar su autonomía frente a las leyes, poner estas a su servicio y no al revés. Sin embargo el presente gobierno no ha sido otra cosa que un escaparate para la caradurez (ver el libro oculto de los arias); dentro de la sacrosanta legalidad institucional se le ha vuelto de piedra el rostro a más de uno, empezando por el infeliz dúo dinámico de los arias (a más dinamismo, más nos joden) y terminando con la ofelia tetempie, recientemente –a mí que me defienda el peor de los chivatos-. Es un estado de derecho, en tanto se apela a la legalidad cuando se descubren desviaciones éticas. Un estado de derecho legalista en el que van anulándose los derechos humanos.

Esta nueva fuerza que han tomado estas prácticas en el ejercicio del poder –legitimadas en el discurso, mas no en la opinión pública- pretenden continuarse con un seudo-gobierno de laura chinchilla haciendo la apología de dos grandes y añejos mitos: el mito del progreso y el mito del poder. “Adelante” dice el corillo de laura, como si hubiese alguna meta aguardando en algún futuro que sería el signo de la perfección. La historia no tiene desenlaces ni paraísos aguardando, aunque sí caminos de liberación –sigo con Hinkelammert- y esa libertad al elegir los caminos que se transitan, y aún más, al transitarlos es por la que el sujeto autónomo debe manifestarse. Cada cuatro años vamos a elegir un gobernante, sin embargo los programas y los candidatos ofertados responden a otros mecanismos de selección de los cuales, “naturalmente”, nos encontramos excluidos: la democracia devenida en otro mito que les acomoda a los redactores de discursos y a los editoriales en las páginas de opinión. La sala IV, el TSE, la defensoría, la prensa, todas instituciones fetichizadas dirigidas por personas a sueldo de patronos sin nombre, etéreos, dinero, dinero, dinero y soledad.

La contingencia hace necesaria la institucionalización de las relaciones humanas, para tales efectos se hacen necesarias reglas de comportamiento (leyes) que se hacen cumplir mediante el ejercicio del Poder, esta es una realidad fáctica sobre la cual el poder se ha erigido en mito. En un plano mítico, el poder es administración de la muerte. El discurso neoliberal se desarrolla dentro de una ética de la competitividad, de la eficiencia y cualquier cosa que las limite es considerada como un antivalor, inclusive la vida humana. Hay que matar a algunos para que otros vivan plenamente rezan los adoradores de las guerras preventivas, algunos perderán para que muchos ganen, dicen las envolturas de los bombones que regalan los firmantes de los telecés, medioambiente sí, pero si no hay oro, silba el aria de los arias. Es el mito de la muerte que promueve vida y que sólo es posible allí donde el Sujeto Humano no es la vara que sirve para medir las relaciones sociales en todas sus dimensiones. ¿Qué país es este? Habría que preguntarse seriamente ¿Vivimos en paz, somos justos, solidarios, generosos y hospitalarios… libres.

Sospecha Alex Jiménez, que nuestra humanidad es aún una aspiración ética incumplida y en construcción, por eso se hace necesario pensar y discutir la historia de cada sociedad desde el punto de vista de su justicia o injusticia, su crueldad o su hospitalidad. Este paisito nuestro de cada día ¿es un buen lugar para vivir, una casa donde invitar a los amigos? No se trata de preguntas retóricas, sino de cuestionamientos que debemos respondernos con profundidad y sinceridad, ahora que escuchamos a laura chinchilla decir lo que dice, porque ya después no la oiremos decir nada.

Enero 2010

jueves, 15 de octubre de 2009

Crónica de una noche de oferta en Pizza Hut


A Billy, que entiende más de estas cosas que yo, para que se ría.


¿Se puede ser más sala de emergencias, más biombo, más testigo entre cojines del ramillete de tics nerviosos de Rafelito? ¿Se puede ser más FODESAF, más blanqueado y vallecentralista? ¿Se puede ser más diputado independiente alineado con los 38? ¿Se puede ser más bestia al volante? ¿Se puede estar más estancado en el Porvenir de los Desamparados? ¿Se puede ser más hijo de las consultorías del BCIE? ¿Se puede ser más pioresnada? ¿Más pacifista? ¿Más cadaquiénensucasaydiosenladetodos? ¿Se puede ser más exvoto en las vitrinas de la Negrita? ¿Se puede ser más dioselopague? ¿Se puede ser más Certificado de Abono Tributario? ¿Más bono de la vivienda? ¿Más universitario de carrera? ¡Váyase usté a la mierda!

Descreído como el que más fui anoche a la casa de Walter y Jimena, unos amigos que nos invitaron a mí y a mi primera esposa a ver el partido de la selección nacional contra Estado Unidos. Yo, que no daba un cinco por ese fútbol nuestro de cada día que tiene el techo cada vez más cerca del suelo (como les acomoda a los corazones enanos), me dije, como la “gambeta” de Saborío no me emociona mucho que digamos, vamos a pasar un rato sabrosito con cervezas y güisquitos y la voz patriarcal de don Pilo Obando de fondo, nos ponemos borrachitos y que nos cuenten cómo les fue en el viaje a México del que acaban de regresar hacía dos días.

Pero maldita sea, que empieza el partido y que están jugando bien, mueven la pelota con elegancia, se les ve seguros, pasan al toque con pases certeros y entonces me preguntaba yo, todavía escéptico, ¿pero y esos quiénes son? No sé si fueron las cervezas o el ambiente familiar en que se había envuelto la sala de la casa de Walter y Jimena (Estaban don Leo, el gritón, grandilocuente y hospitalario padre de Jimena, Ariel que es su hermano y es un muchacho que hace películas y usa el cinismo como un guante blanco y doña Chisti, la madre, que llegó para el segundo tiempo, pobre). El caso es que las exclusas clausuradas al sentimentalismo futbolero de mi corazón empezaron a abrirse de a poquitos y ¡zas!, de vuelta a la fácil y nostálgica grandeza de Italia 90 cuando yo tenía diez años y guardaba en un libro de fieltro azul una foto que me autografió Gabelo Conejo en San Ramón a su regreso triunfal.

Minuto 20 y tómala que es tuya, por fin pude conocer a ese tal Bryan Ruiz que la televisión por cable contaba que hacía maravillas y goles en Holanda, qué amague, qué control, qué manera distinguida de definir. El equipo jugando como un organismo cuyas partes se movían al compás de imanes invisibles. ¡Otra cerveza para aliñar la algarabía! Sólo la Macha, que es mi esposa y sigo sin aprender a hacerle caso, me decía impávida: No se merecen nada, son unos arriados de mierda. Pasaron 3 minutos y el mismo Ruiz se jala otro golazo digno de todas las frases hechas que tiene el fútbol para esas ocasiones. Todo gritos y buena salud, mis colibríes de aficionado re-hidratados y aleteando. Jimena bailaba, Walter como un hipopotamito clavadista, don Leo vehemente y corajudo apunto del moco de la alegría. Pero es que están jugando como querubines, decía yo, y Ariel, no: ¡como eunucos¡ y todos festejábamos. Alegrón de burros, decía la Macha y yo que no la oía.

Los quince minutos del descanso sirvieron para terminar de comernos la pizza que había ordenado Jimena y regodearnos en la repetición de los goles, por un momento pensé en lo que otra amiga dice que decía su abuelo: El 2 a 0 es el más peligroso de los marcadores, pero me ahorré el comentario y lo guardé dentro de mis temores más profundos.

Empezó el segundo tiempo y empezó la procesión, los mismos jugadores otro equipo. Llegó doña Chisti, se sentó cinco segundos y fue a refugiarse en la cocina, ese es su agüizote porque por algún motivo, si la Sele va ganando y al final pierde le empieza a crecer la culpa.

2 a 1, hace un gol Estados Unidos, el equipo echado atrás esperando y como si la bola fuera de carbón ardiente, no la sostenían ná de ná. Todas las oraciones puestas en san Keylor Navas, eso no se hace por la puta. De vuelta a la agonía, lo mismo de siempre nos decíamos ¡yo que venía en visita secular bajando ángeles! Y la Macha autárquica encendiendo cigarrillos que fumaba placidamente. Enredos en la cancha, enredos en el banquillo y al minuto 94, faltando 20 segundos para el pitazo final viene Jonathan “Bornstein” -que más que manchado nació para manchar de realidad a la afición costarrisible (diría Carlos Cortés )- y de un cabezazo nos amputa el pie que ya teníamos en Suráfrica.

¡Ay, las lamentaciones de los ticos! Walter indignado clavándose alfileres en el hígado, don Leo con despecho: de todas formas a mí me queda mi México lindo, Jimena dándole contención psicológica a doña Chisti, que no es tu culpa mami. Ariel apátrida, qué festejen los gringos, si es que por eso son potencia del mundo, que festejen los hondureños, se les paga para que vayan al mundial y guess what? ¡van!
Pero es que si yo ya no estoy para permitirme estas cosas, le decía a la Macha que me daba palmaditas en la espalda, y lo peor es que no son ni las ocho de la noche, si yo debería estar en la casa viendo Girls of the Playboy mansion y con el libro de Fernández Lárrea que me prestó Fabian, abierto y llenándose de polvo en la mesita de noche.

¿Se puede ser más voto útil? ¡Váyanse para la mierda! El catorce de noviembre pasaré la noche con Walter jugando Tonto y tomando té de menta.

Porvenir, 15 de octubre 2009

jueves, 17 de septiembre de 2009

Las drogas, falso problema


¿La droga? Eso es lo primero, no se trata de LA droga sino de LAS drogas. No son iguales señora, no son lo mismo. De la mariguana al crack o la heroína hay un mundo no deje que le mientan, no le mintamos. El primer paso responsable al abordar el tema tiene que ser una información veraz y no lo contrario.
El problema de las drogas es un falso problema. Falso por que todos los gobiernos venden su lucha contra el narcotráfico a partir de una premisa simplona: el consumo y el tráfico es ilegal y luego pa que la cosa no quede tan sosa argumentan sobre el impacto que estas tienen en la salud pública y en el deterioro social y el flagelo que producen en la sagrada familia, lo cuál a todas luces es cuestionable.

La ilegalización concertada del consumo y por ende del tráfico de drogas se da entorno justamente al proceso de globalización de los patrones de consumo en occidente a partir sobre todo de la década de los 50. Parece que a Europa y EU empezaron a florecerles una sarta de yonquis y ni hablar de las juventudes de los 60s y 70s tan llenas de rocanrol y regue. El consumo de drogas se extendió a la par y fue sin duda también catalizador de los cambios culturales que se dan en esos años. Eso explica en parte la necesidad de prohibirlas en esos años convulsos (diría un melodramático).

Ahora bien, en los principios de este siglo me parece que lo más acertado es empezar a cuestionar la ilegalización. Colombia en un primer momento y ahora México son países que sufren una guerra interna la cuál sin duda ha cobrado más muertes y menoscabado a sus sociedades de manera más aguda que el consumo en sí de drogas. Guerra entre los cárteles por control de rutas y mercados, guerra entre los ejércitos oficiales y los cárteles y en el medio, poblaciones empobrecidas. El poder que tienen los capos y las organizaciones de narcotraficantes es realmente abrumador, manejan presupuestos mayores inclusive a los presupuestos nacionales de muchos países latinoamericanos. Este poder y riqueza les viene (no es un secreto) justamente de la ilegalidad de los negocios a los que se dedican. No sé el porcentaje pero el valor de la coca o la marihuana aumenta considerablemente de su lugar de producción a su lugar de consumo (EU y Europa principalmente).

Lo cierto es que el gasto de los presupuestos nacionales, más allá de la ayuda gringa (que para efectos prácticos es paupérrima) en reprimir y “controlar” estas actividades ilícitas no ha tenido éxito y no lo van a tener. En Costa Rica se señala el envilecimiento de los pescadores puntarenenses que se han corrompido ante el dinero de los narcos -pero es que pa donde agarro mi hermano, si los pescaditos solo se dejan coger por los barcos de los taiwaneses-, en poblaciones fronterizas la gente amanece con bolsas de dinero en la puerta de las casas –pero m’jito a mí me da igual de miedo dejarme la platica que rechazarla-, esa es la manera seductora de afiliar colaboradores, también las hay no tan amigables con presiones, silenciamientos y abusos hacia las poblaciones.

Desde la represión esta es una guerra perdida, los consumidores desprotegidos porque no hay forma de saber las calidades del producto al que acceden mientras el crimen organizado va consolidándose en la región. Claro que la lucha contra el narco y los incautamientos de droga sirven como legitimadores y extensión de las potestades gubernativas en lo que respecta a control social y político, de una manera, si se quiere, cruel y detestable. Se podría pensar que se trata en realidad de una guerra contra la marginalidad, la criminalización de los consumidores de drogas es otro tema que debe ser analizado desde esta perspectiva de la legalización vs ilegalización. Los problemas sociales de los países latinoamericanos no son producto del narcotráfico aunque sí se agravan dada la ilegalidad de este. En los países desarrollados se genera el dinero que paga las putas y las colegiaturas de los hijos de los capos, mientras en México, Centroamérica y Colombia se desarrolla una guerra, como todas, estúpida.

La legalización del consumo así como la regulación del comercio de drogas posibilitaría un marco institucional nacional e internacional que llevaría este asunto a sus verdaderas y justas dimensiones.

martes, 18 de agosto de 2009

El discurso de la Legalidad en la función pública


El año pasado (2008) el presidente Oscar Arias tuvo que referirse principalmente a dos temas: las sospechas de malos manejos de dineros en su gobierno y la crisis internacional (petróleo, alimentaria, financiera). Siguiendo sus declaraciones dadas a La Nación, así como los artículos de opinión que él publicó en dicho periódico es interesante ver cómo entrelaza estos dos temas a nivel discursivo:

1) “La democracia significa, sin duda alguna, escrutinio público…Lo que no se puede aceptar es que ese escrutinio sea llevado hasta el punto de manchar, sin prueba suficiente, el buen nombre de una persona…Ese fue ciertamente el caso con las consultorías contratadas por el BCIE… No se burló ninguna ley y nadie se robó una peseta” [ “Son tiempos difíciles para la verdad”. Opinión, 29 de Octubre de 2008]

2)“Siempre he dicho que en una democracia, sino existe oposición, hay que crearla…Pero hay una gran diferencia entre vigilar y realizar una cacería de brujas” [“Liderazgo positivo”, Opinión, 24 de setiembre de 2008]

3)“El mundo enfrenta una crisis energética y alimentaria que, indudablemente, nos afecta, pero nos afectará mucho más si nos desgastamos en discusiones inútiles, en lugar de atender las necesidades del país”
[“No hay nada que ocultar, nada por qué sentirnos avergonzados”, Opinión, 6 de Julio de 2008]

Estas citas sirven para ilustrar la tendencia discursiva que estos temas tomaron en el presidente. En un primer momento Arias defiende que los fondos del BCIE son privados, así que el gobierno no tiene el menor compromiso de declararlos para su fiscalización. Ante la presión de la prensa el discurso varía levemente: ante la difícil situación que se vive debido a la crisis, el gobierno se vio obligado a buscar formas “alternativas” de financiamiento que facilitaran poner en marcha sus proyectos, ya que las trabas para gobernar son “estúpidas” y “retrógradas”. Esto, a pesar de que se cometieron algunos “errores”, se hizo dentro de un marco de estricta legalidad.
Quienes se dedican a criticar (oposición y prensa) son para Oscar Arias unos irresponsables que tergiversan la democracia y atentan contra el futuro de este paisito nuestro de cada día.
Entonces la crisis es presentada como algo extraordinario y externo que nos afecta ante la cual se hacen necesarias medidas extraordinarias también, siempre con la mejor de las intenciones y respetando la ley: Si cometimos errores es porque somos humanos dice el omnipotente que hace pucheros porque no lo dejan hacer.

El tema de fondo aquí es la legalidad vs la transparencia. La función pública tiene que ser ante todo transparente y después preocuparse por las leyes. Las buenas intenciones no pueden ser un argumento, ni siquiera una justificación cuando estamos hablando de gente que se debe a quienes pagan sus salarios. Los sucio y turbio, aunque sea legal apesta.
La estrategia utilizada por los gobernantes de segundo turno es la de un pasado idealizado, un presente del que hay que salir corriendo y un futuro prometedor al que ellos, por supuesto han de llevarnos. Este esquema discursivo, amparado por una ideología en la que lo privado priva sobre lo público, nos deja a los peatones con un pasado aparentemente muy bonito en el que no nos reconocemos desde este presente aparentemente horrible y devenido por generación espontánea, y a la espera resignada de ese futuro que proponen y que a pesar del tufillo aparentemente es lo único que nos queda. Tanto aparentemente no es casualidad.

¿Cómo recordamos los hechos sociales? ¿Cómo construimos la memoria? Ahí hay que apuntar el puntero.
Tenemos un Calderón con la cara más dura que un puño de Mike Tyson esperando con una seguridad que huele feo a que la ley lo absuelva. Tenemos una Laura Chinchilla que está embarcando en su barquito que ya tiene capitán a los funcionarios del gobierno actual. Tenemos a los retoños que por motivos de fuerza mayor han tenido que postergarse. Un Kevin Casas casi de planta en CNN y un Fernando Sánchez diciendo:

El caso está archivado precisamente porque no existe ni procedimiento ni sanción. Usted no puede inventarse un procedimiento o una sanción para cualquier caso, independientemente de la persona que sea. Yo me siento muy tranquilo. Han sido momentos duros, pero gracias a Dios, la cosa ha caminado bien, y voy a concentrarme al cien por cien en mis funciones… Hay impunidad cuando a alguien no se le sanciona y hay un procedimiento delimitado, me parece a mí. Lo que pasa es que hay mucha gente que quiere seguir haciendo un show

O sea, lo que hice fue una chanchada, pero como en ningún lado dice que si uno hace una chanchada está jodido, pues nada yo tranquilo haciendo fila en la chanchera...
El otro puño de Mike Tyson